El Abogado de la Pradera – Guerrero de la Luz

Cada Guerrero de la Luz lleva dentro de sí la chispa de Dios.

Su destino es estar con otros Guerreros, pero a veces necesitará practicar el arte de la espada solo; es por eso que, cuando está apartado de sus compañeros, se comporta como una estrella.

Ilumina su parte asignada del Universo e intenta señalar galaxias y mundos a todos aquellos que miran al cielo.

La persistencia del Guerrero pronto será recompensada. Gradualmente, otros Guerreros se acercan y se unen para formar constelaciones, cada una con sus propios símbolos y misterios.

Paulo Cohello – Guerrero de la Luz

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El Abogado de la Pradera estaba solo en una noche completamente negra en la zona más remota del continente, en algún lugar de la vasta extensión de la pradera de Nebraska. Muy lejos de las luces cegadoras de la ciudad, miró hacia arriba y vio el cielo nocturno en todo su esplendor.

Justo entonces, algo golpeó al Abogado de la Pradera, estaba envuelto y rodeado por la oscuridad. La vasta oscuridad se extendía por toda la pradera, pero también años luz en el vacío. Todo lo que se podía ver eran pequeños puntos de luz, rompiendo la oscuridad y brillando tan intensamente que viajaban aparentemente infinitas distancias hasta sus ojos.

Dado que estaba solo, el Abogado de la Pradera reflexionó en silencio y pensó: «Así como el espacio está lleno de oscuridad, la experiencia humana está llena de sufrimiento».

El Abogado de la Pradera se preguntó: «¿Y qué se necesita para ser una luz en la oscuridad?
¿Para encender la alegría en medio del sufrimiento?»

El Abogado de la Pradera pensó en aquellos compañeros Abogados de la Pradera que habían luchado la buena batalla. Estos hombres y mujeres eran puntos de luz, raros y brillantes, inspiradores para aquellos que se atrevían a creer que ellos también podían luchar y ganar la buena batalla. Estos Abogados, pasados y presentes, mostraron su brillo para que otros pudieran unirse a ellos en la buena batalla.

De alguna manera, el Abogado de la Pradera entendió que las estrellas ardían con un horno interno tan intenso que la oscuridad necesariamente retrocedía. El Abogado de la Pradera sabía que había espacio infinito, materiales infinitos para estrellas y galaxias, pero solo en ciertas circunstancias emergía una estrella resplandeciente para transformar la oscuridad en luz.

El Abogado de la Pradera pensó en sus colegas. Había muchos abogados que poseían los materiales y la oportunidad para brillar, pero nunca se convertían espontáneamente en una estrella brillante que iluminara el cielo nocturno. ¿Qué les faltaba a estas personas? Olvidándose de los demás y enfocándose en lo que estaba bajo su control, se preguntó: «¿Qué puedo aprovechar para unirme a mis héroes, brillar intensamente y cumplir mi destino?»

Consideró sus batallas pasadas y los raros momentos en que había presenciado la chispa de la justicia, el destello de posibilidad, la esperanza de iluminación y transformación de la oscuridad en luz. En esos momentos, había sido la acción para aliviar el dolor y el sufrimiento humano lo que había encendido la luz. Había sido la transformación de la injusticia en justicia, del dolor y el sufrimiento en alegría justa, lo que enviaba luz en todas direcciones. Fue el coraje de creer que la transformación era posible combinado con el conocimiento de que, aunque la oscuridad era omnipresente y expansiva, no era inevitable ni inviolable. Estos eran los ingredientes que causaban la combustión espontánea dentro de sus compañeros guerreros de la luz, y, esperaba, dentro de él mismo.

Con estos pensamientos en mente, el Abogado de la Pradera miró una vez más profundamente al cielo nocturno. Resolvió brillar tan intensamente como fuera posible y tan a menudo como fuera necesario. El Abogado de la Pradera entendió el significado de la buena batalla y sabía en su corazón que no estaría solo en la pradera para siempre, encontraría compañeros a su debido tiempo.