Al final, puede ser el diablo, o puede ser el señor, pero todos tenemos que servir a alguien.
En la solemne atmósfera del Palacio de Justicia del Condado de Woodbury, bajo la suave iluminación del impresionante techo abovedado de vitrales, el Abogado de la Pradera se enfrentó a un panel de jurados. Era un momento de verdad, el comienzo de la Voir Dire, donde se indagarían hábilmente las creencias de los posibles jurados sobre la justicia civil.
El Abogado de la Pradera estaba solo en una noche completamente negra en la zona más remota del continente, en algún lugar de la vasta extensión de la pradera de Nebraska. Muy lejos de las luces cegadoras de la ciudad, miró hacia arriba y vio el cielo nocturno en todo su esplendor.
El Abogado de la Pradera, que normalmente disfrutaba de las exuberantes colinas de la pradera en las orillas del río Missouri, emprendió un viaje que lo llevó hacia el oeste, hacia las cabeceras del río en las montañas. Esta aventura no nació de un capricho, sino que fue una peregrinación para ganar sabiduría, pulir habilidades existentes y alcanzar nuevas alturas en la búsqueda de la justicia civil en los juicios con jurado. Las montañas, conocidas por su imponente fuerza y tranquilidad, reflejaban la búsqueda del abogado para desbloquear su máximo potencial.
Si un inmigrante indocumentado que cuenta con un nivel de educacion de primaria y que no habla inglés, sufre heridas permanentes, los daños por perder su salud son extremadamente grandes, ya que, la labor física es la que le permite proveer por su familia y al perder la salud se convierte en un gran problema.
De Ross Pesek El abogado de la pradera se encontraba derrotado, sentado en una banca de madera en las majestuosas salas de un tribunal del condado en una región que la mayoría simplemente pasa de largo. El abogado de la pradera presentía en el aire que se acercaba una decisión que causaría dolor y miseria.
De Ross Richard Pesek En memoria de Richard “Rich” Pesek, 19 de agosto de 1941 – 1.º de julio de 2020. Un auténtico “chico del sur de Omaha” y un abuelo legendario.
De Ross Pesek Según la leyenda mexicana, el colibrí está relacionado con el espíritu del intachable guerrero y dios azteca “Huitzilopochtli”, que quiere decir “colibrí del sur”.
